Jambo poe rafikis!
Nos habíamos despedido camino al
aeropuerto de Dar Es Mangiar para coger nuestro vuelo hacía Mwanza, donde
pensábamos pasar un par de días; llegamos al aeropuerto y había una cola sirial
estilo proporciones bíblicas, y para que engañarnos, se la quería hacer Rita.
Tras consultar con una señorita de Precisión Air si estábamos en el lugar
correcto, fuimos capaces de crear esa magia tan española que radica en el
apropiado desconcierto para saltarse la cola con la excusa de que perdíamos el
vuelo, aunque luego nos encontrásemos con el retraso correspondiente.Como había
tiempo de sobra, aprovechando el retraso y sin saber que hacer, aplicamos el
clásico consejo MacMardiguiano: “cuando no sepas que hacer, cuando te aburras,
priva. Pasarán cosas mágicas”. La verdad es que no pasó gran cosa, pero aprovechamos
el rato para privarnos unas birras, en concreto una Tusker muy bela y una de
nombre indigno que patrocina al P.C. Farselona.Aprovechamos también la espera
para establecer contacto con un amable vendedor de priva que nos suministró
unas pequeñas botellas para hacer más llevadero el pesado viaje y nos explicó
el porque los billetes de dólar anteriores al año 2000 no son aceptados en
ningún lugar de Tanzania, ni siquiera en los bancos. Resulta que hace unos años
un lissssssto puso en circulación la friolera de 10 billones de dólares de
traca en el mercado Tanzano, con la particularidad de que todos eran fechados
anteriores al año 2000, de esta forma cuando les enseñas un billete de antes
del año 2000 lo miran como si fuera uno del monopoli.
Unos minutos antes de embarcar entablamos
conversación con dos monjas, Benedictinas Misioneras de la congregación de Roma,
una filipina y otra brasileña. Nada más decirle que éramos españoles la
Filipina se puso a cantar, plc el conocido Chotis madrileño “Madrid, Madrid,
Madrid”, las despachamos con un cariñoso saludo y la promesa de visitarlas en
Roma.
No estaría mal tampoco, en algún momento
de esta vida visitar, ese mitiquérrimo archipiélago descubierto por López de
Legazpi, que era guipuzcoano.
Aunque la aerolínea no inspiraba la
confianza deseable, pronto supimos que el piloto era español, un tal Miguel y
ello subió el animo de la tropa. Cualquier miedo quedo en el olvido cuando tras
una hora de vuelo pudimos divisar en la lejanía nuestro deseado reto…, sí
amigos, allí se erguían entre un mar de nubes los temidos 5.895 m delKilimanjiattas,
y junto a él, el no menos imponente Monte Meru (dedicado a Santi: de la mar el
meru…), aunque este tendrá que esperar al próximo viaje para ser atacado por
estos expedicionarios. Las carreras por el pasillo ylas miradas cargadas de
tensión entre cada uno de nosotros, tras nuestro primer contacto con el
Kilimanjiattas,dejaron paso a una euforia contenida entre la reflexión y la
consciencia de la realidad a la que todavía no nos habíamos enfrentado.
Tras un correcto aterrizaje en la ciudad
más grande del Lago Victoria, donde se rodaron varias escenas del conocido y
polémico documental “La pesadilla de Darwin” nos esperaba en la recogida de
maletas la continuación de la majiatta que sufrió Jaime en el vuelo inicial,
estábamos empezando a ser conscientes de cuanto significaba para los tanzanos
la expresión “HakunaMatata”, extrapolada en este caso a un más que adecuado
“HakunaManjiatta”.Como habréis deducido la maleta no estaba donde dijeron que
iba a estar y tuvimos que partir hacia el Lake Hotel con una maleta menos de
las que teníamos previsto. Al llegar a este “luxuryhostel” nos encontramos con
una nueva manjiatta, la reserva estaba hecha para el día anterior y no tenían
habitaciones libres… pero no fue un gran problema ya que elFiti negro
(Valentín) nos acompañó hasta el Christmas Tree Hotel para que pudiéramos pasar
la noche a resguardo. Valentín, pertenece a la familia dueña del Lake Hotel y
se ofreció para conseguirnos habitación y llevarnos a cenar a cambio de darle
conversación, invitarle a una belo bollo en una señora panadería mwanzeña y
unos chilins de propina. Al llegar al Christmas Tree Hotel nos recibió una chicacon
una actitud que se movía entre el colocón de hierba y el de opio. Con ella
compartimos un nuevo jugón cultural, quizás el mayor hasta la fecha, ya que nuestra insistencia en acoplarnos los
tres en una habitación triple o una doble al menos para ahorrar en gastos, fue
interpretado por esta individua como una intención de practicar la sodomía en
su hotel… acto penado con hasta 14 años de cárcel en Tanzania… y aunque
finalmente cogimos 3 habitaciones sencillas, a partir de ese momento la señora
ni nos miraba a la cara.
Y entonces apareció Lohay, nuestro guía y
a la hora de escribir estas líneas buen amigo, para hacernos la vida muuuuucho
más sencilla. Dejó un recado en el Lake Hotel y de manera casi milagrosa
pudimos hablar con él (para mayor gloria de Movistar)y quedar en la puerta de
nuestro nuevo hostelpara sopesar la posibilidad de adelantar un día nuestra
partida al Serengueti, otro de los principales puntos de interés del viaje. En
una mano estaba disfrutar de las maravillas de Mwanza, no muchas la verdad; en
la otra adentrarnos en Jurasic Park y empezar a flipar en colores en el terreno
en el que el hombre aun no manda. Más claro agua.Nos fuimos a la sabana.
Pasamos un belo rato en el hostel con
Johnny Walker leyendo la LonelyPlanet y haciendo curiosas cábalas de lo que nos
esperaría la mañana siguiente en tan mitiquerrimo paraje: cuantos ñus habría,
si un búfalo puede con un león y tantos otros retos imposibles sobre los que
nada más puede debatir aquel que haya mamado colegio mayor y debatido hasta el
infinito sobre que prefieres: despertarte con una cobra en tu cara sacando la
lengua o abrir los ojos y encontrarte en una barca al comienzo de Salvar al
Soldado Ryan, un minuto muchachos…
A eso de las 9:00 am y tras despedirnos
de la amable recepcionista sin recibir respuesta, again, con un café y un donut
casero (tu como dices donus?? Pues donus, como va a ser!!) en el cuerpo pusimos
proa en compañía ya de Lohay hacia el banco en el que había que ingresar la
pasta para acceder al Ngorongoro unos días después. Tras unas 20 y pico
llamadas a la paisana de Swissport del aeropuerto de Dar es Manjaar (stock
options Movistar YA!!), obtuvimos confirmación oficial de que la mochila
perdida ya estaba en Mwanza y tras las gestiones de rigor, recogimos ese tan
anhelado y necesario macuto que me permitió, por ejemplo, cambiarme de cillos
por primera vez desde que dejé Santander. Y eso amigos, es belo.
Con todos los recados terminados era hora
de ir al Serengueti, y así lo hicimos. La salida de Mwanza se hizo un poco
larga, ya que hasta que no pasó al menos una hora de conducción no dejamos de
ver puestos infinitos de venta de absolutamente todo a los dos lados de la
carretera, conocida como la autopista que va a Nairobi, aunque tiene de
autopista lo que tenemos nosotros de jugadores de la sección del Barsa de TeTo.
A destacar en este trayecto el belísimojugón
cultural de Zunzu, quien ante una serie de carpas continuadas en un campo alado
de la carretera, con toda la naturalidad y tranquilidad del mundo preguntó a
Lohay si aquello era un campo de refugiados (plpc) cuando se trataba de una
simple feria de muestras ambulante…jugón Salinas!!! Salvó los muebles, eso sí,
adquiriendo mas tarde una bolsa de trozos de caña de azúcar de unos chiquillos
que vendían en las cunetas. Jamás probé nada más dulce en los días de mi vida.
Sobre las 13:00 llegamos a la puerta del
Serengueti. Papeleo, pequeñas compras y primeras señales de que aquello no iba
en broma. Un belo cartel advirtiendo a los turistas de que no se alejaran lo
más mínimo del campamento, a riesgo de ser devorados, nos daba la bienvenida, y
no dejaba de suponer cierto mensaje enigmático de lo que nos encontraríamos
después.
A partir de este momento recomendamos al
lector ponerse los cascos (si, sabemos que en agosto este blog igual es media
horilla de tocatta minuta en la oficina) o los altavoces del ordenador y
enchufaros la banda sonora de Jurasic Park a todo trapo, pues ahí es donde
hemos estado amigos.
Serengueti significa llanura interminable
y eso es exactamente lo que es, una espectacular llanura en la que conviven y
luchan por sobrevivir algunas de las especies mas acojonantemente acojonantes
del planeta tierra. Leones, leopardos, guepardos, monos, babuinos, cocodrilos,
antílopes, elefantes, cebras, hipopótamos, gacelas, girafas, avestruces y demás
maravillas que es imposible encontrar en otras partes del mundo, y menos a sus
anchas en libertad.
Esa es una muestra oficial de los
animales que hemos visto. Vayamos ahora con las anécdotas y los animales
explicados en pauhili. Belo es el Tomson (Gacela de Thompson) del cual hay
miles de millones de millares de billones en el Serenguetulo. Caro de ver,
puede parecer el león, aunque si a los mandos está un tipo tan eficiente como
Lohay, es posible que hasta puedas ver una belísima escena de acción. Por los
pelos nos perdimos un ataque total de una leona a un pumba, aunque pudimos
deleitarnos viendo a tan noble animal jalarse al pumba por Detroit, con todo lo
que ello conlleva, mientras nos partíamos de risa reescribiendo el final
alternativo de El Rey León, cuando Nala y Simba se divorcian, Nala se queda con
la roca y se jala a Pumba. (Lo de Nala es plc, no nos acordamos, si alguien
quiere corregirnos, feel free). Eso es el Serengueti, el entorno salvaje en el
que al poco comes con las manos y te deleitas viendo el ciclo de la vida en su
más grafica expresión.
Debemos decir que el desempeño de Lohay
como guía y conductor ha sido absolutamente brutal. Cualquier adjetivo quedaría
corto para alabar su profesionalidad. Era decirle: Lohay, vamos a por el
crocodolo! Y zas, media hora después el cocodrilo delante sonriendo; Lohay, hay
que ver al león!! Pum, 7 leones pa ti. Ante tanta efectividad tuvimos que subir
los decibelios y plantear retos más complicados. La caza del leopardo nos ocupó
prácticamente un día entero, pero estaba claro que Lohay no nos iba a dejar con
la miel en los labios y casi a última hora y entre rocas, malamente pudimos ver
un ejemplar de este bicho tan difícil de ver. No obstante, vimos cuatro belísimos
guepardos, y hubo consenso generalizado de que cuatro guepardos y un trozo
leopardo, convalidanleopardulo entero.
Lohay es un absoluto jefe y nos ha dejado
hacer de todo (dentro de un orden) pero sin decir una sola palabra, aguantando
estoicamente las chapas que le hemos dado preguntándole paridas infinitas tal
como: Has comido tomson?? Has comido búfalo?? Tu crees que esta belo el
baboon?? Me la juego a que el pumba esta exquisitorio; podemos tocar la bocina
a saco hasta que se mueva el leopardo?? Puedes atropellarte un ñu?? etcetc etc.
Nos hemos podido subir al techo de su belísimoRangeRover, hemos ido de pie
constantemente, hemos pegado alguna voz que otra y la guinda ha sido cuando nos
ha dejado a los tres conducir el coche por el Serengueti, con un par!! Pistas
imposibles y animales del más diverso pelaje han sido testigos de cómo Zunzu,
Tala y un servidor hemos llevado los mandos de la nave con bastante maña,
disfrutando como enanos pilotando un coche tan guapo, de volante inglés por
este paraje tan espectacular.
Estas dos noches en el Serengueti las
hemos pasado en un campamento al aire libre, rodeado de otro de los animales
que más jajas nos ha proporcionado: el baboon (babuino en español). El clásico
mono listillo con el culo pelado literalmente de manejarse en un territorio
donde es, también literalmente, el ultimo mono. Alrededor del camp los baboons
merodean tratando de saltarse el control de los locales, quienes les mantienen
a raya tirándoles piedrasy solo cuando hay un despiste o por la noche, pueden
entrar a robar algo de papa (LA PAPA ME ATRAPA) que llevarse a la boca. Al
principio raya, luego te acostumbras pero te vuelves a rayar cuando te enteras
que no solo son baboons lo que merodea por el camp por la noche….
Fue Germain, un chico tanzano que curra
de segurata en los camps quien nos contó lo que se cuece por ahí. Por cierto,
no tengo foto, pero os aseguro a quienes le conocéis que era idéntico a Chups,
“Golden Boy”, Moreno
Se nos acercó mientras nos hacíamos los
machotes alejándonos la friolera de 20 metros de la última tienda del camp
hacia la sabana y nos propuso lo que vino a calificar como “walkinggame” (o
WalkingDead, según lo que acontezca) al cual accedimos sin dudarlo………una vez
nos aseguró que el vendría con nosotros. Germain se desenvuelve en chancletas
vigilando que las hienas (jaienas para los amigos), los leopardos y hasta puros
leones no se acerquen a la gente que duerme plácidamente en los camps, lo cual
personalmente me parece un absoluto desfase. Desfase que asciende a movida
total cuando encima caes en la cuenta de que lo hace de noche.
El paseo que realizamos, por una senda de
elefantes con sus arboles reventados por los colmillos y la hierba machadada
por tres toneladas de mamifero, transcurrió sin incidentes que destacar hasta
que en la vereda de un rio seco nos dijo que era mejor no continuar por esa
senda, señalando a un árbol verde y tocho en concreto a unos 30-40 metros en el
que según nos dijo había un nido de mambas negras (Gabrok, solicitamos
confirmación de este dato). Cuajarse los orines, pelotes garbancito, pajarita
testicular, muchos son los adjetivos que describen lo que sentí en ese momento,
y aunque intenté mantener la compostura, Germain me vio el plumero cuando le
pedí que repitiera lo que acababa de decir: MAMBA WHAT????? No estaba claro si
nos había vacilado o no, así que tuvimos que recurrir a la enciclopedia de
Lohay para constatar que en estas tierras habita ese peligrosisisisimo ofidio y
que por lo tanto, perfectamente podía estar en el lugar indicado.
En cualquier caso y parafraseando a Al
Pacino en Esencia de Mujer: Mamba negra, si me escuchas: QUE TE DEN POR CULO!!
Poco más podemos decir del Serengueti,
aunque realmente hay muchísimo que contar, pero animamos al lector, en lugar de
narrar y describir pormenorizadamente lo que vimos, a que haga la mochila y se
plante aquí para escribir su propia historia. No hace faltar ser un amante de
los animales (yo no lo soy) para disfrutar como un niño pequeño de un paisaje
cautivador y una naturaleza exuberante. Es un lugar sin igual y merece la pena
ser visto. Punto.
Por concluir y en el capitulo de
mitiqueces varias, decir que montamos una señora fogata la segunda noche (con
leña tomada prestada de la zona donde habitaban los italianos) y que la
compartimos con un tipo cuyo nombre hemos olvidado con un serio problema de
picores genitales y dos chicas de Dinamarca e Irlanda que estaban tomándose un
break en su voluntariado para hacer el safari. También nos tomamos unas
cervecillas y hasta una copilla con los refrescos que adquirimos de Sam y su
ZebraRefreshment, un camión priva que recorre los campamentos por la noche
ofreciendo sus ambrosías a los más rockeros del reino animal.
Asimismo hemos progresado bastante con el
suahili y hemos aprendido a dar la mano como los locales de varias maneras, a
cada cual más bela, aunque a esto le podemos dedicar unas letras más adelante.
El tercer día amaneció cargado de tareas.
La principal y más urgente era desmontar el campamento por completo, empacarlo
en el RangeRover y salir cagando melodías hacia el Ngorongoro, el segundo los
platos fuertes de nuestro paso por la salvaje África. Con gran alborozo
asistimos Talavera y yo a ver como el amigo Zunzu estrenaba el casillero de
manjiattas, ya que, al quedarse un poco retrasado en el baño con el coche ya
cargado, no se cató de que Martin (eres un cobarde Mc Fly???), nuestro
cocinero, tenía que venir con nosotros todo el día en el coche hasta Karatu y
tan cargados como íbamos, ocupados los dos sitios de atrás y descartando a
Lohay como conductor, solo quedaba compartir el puesto de copiloto. Manjing,
manjing:
Suerte que Martín es menudito, que sino
la manjiatta habría sido de libro pues en este punto llevábamos casi 4 días sin
catar el asfalto y si ya es incomodo de por si, calcula como sardinas en lata.
Los parques están prácticamente juntos,
con un pequeño territorio entre medias que no es parque nacional en el que
habitan los masai, con sus rebaños. Por si no tenemos ocasión de hablar de
ellos en el futuro, y aunque realmente tampoco les hemos tratado para nada de
momento, por Lohay sabemos que son bastante jefes: pastorean, jamás cazan,
viven en bastante armonía con la naturaleza y tienen algunos hasta 20 pivas por
barba. Ojo.
El Nngorongoro es otro parque nacional de
importante tamaño (la mitad que el Serengueti aproximadamente) cuyo punto
central y que recibe la mayor parte de los visitantes es el BRUTAL cráter
central de 19 km de diámetro conocido como NgorongoroCrater. Hablo por los tres
si digo que nos quedamos absolutamente boquiabiertos cuando tras una curva de
izquierdas y una vez remontado una de las montañas de unos 600 metros de
altitud que lo flanquean, admiramos por primera vez este paraje tan increíble,
raro, bonito y totalmente único como es el cráter.
Es difícil explicarlo con palabras, os
animamos a que le deis a la Wikipedia (sobre todo tu, querido lector en la
oficina, agosto se hace largo) pero por hacer una breve descripción, se trata
de un cráter gigante, con una llanura enorme en medio. La llanura tiene desde
un lago salado hasta varios laguitos de agua dulce permanente y pequeños
bosques donde habitan todos los animales de esta zona del mundo, pero en
espacio reducido. Si te plantas en medio de la llanura y giras sobre tu eje
360º, no veras más que una cadena montañosa circular de la misma altura, con
una frondosa selva colgante que son las laderas del antiguo volcán gigante y
que hoy sirven de “jaula” a todos estos animales que viven en el Ngorongoro,
como si del Arca de Noé de la naturaleza se tratara, puesto que los animales no
puede salir del cráter y viven permanentemente en él. Hay algunas excepciones,
como por la cara los elefantes, que son capaces de escalar las empinadas
laderas y a menudo salen y entran del cráter, pero la norma general es que los
animales permanecen ahí.
Hay que decir que hace bastante pelete en
el Ngorongoro, es más, por hacer el capullo e ir constantemente descapotados
(no descapotados propiamente dicho sino levantando el techo como un metro más
sobre su altura normal) es posible que hasta nos hayamos puesto un poco malos,
aunque nada que el clamoxil no pueda curar. A pesar del frio y las adversidades
el objetivo estaba claro: ver al rinoceronte negro y completar los cinco
grandes de África tras llevar en el zurrón de los avistamientos al león, el
búfalo, el leopardo y el elefante.
Lamentaplamente no lo vimos, y no porque
no lo intentáramos ya que dimos más vueltas que un hp el día del padre, sino
porque hoy en día solo quedan 31 blackrinhos en el Ngorongoro o lo que es lo
mismo, en todo Tanzania y en todo el mundo, me la marco. No se para que puede
servir este animal sinceramente a parte de para satisfacer el ego de algún
cazador con mucha pasta, pero personalmente y sin ser un amante de los animales
para nada, me toca bastante las narices que de un animal tan belísimo y peculiar,
solo queden 31 ejemplares en el mundo porque los demás han sido exterminados a
balazos.
Comimos belamente la caja de comida que
Martin nos había preparado, eso si, metidos dentro del coche porque los milanos
que sobrevuelan esa zona se marcan vuelos en picado a por la comida de los
turistas. Habríamos pagado oro puro por ver semejante ataque, aunque no se dio.
Una pena.
Con nuestro gozo en un pozo por no haber
podido ver al rinho, enfilamos la cuesta hacia Karatu no sin antes parar en un
mirador guapísimo a admirar el NgorongoroCrater por última vez……….esta vez, ya
que a buen seguro volveremos a por nuestra presa fotográfica.
Hacia las 17:00 llegamos a Karatu, al
LutheranHostel desde donde escribimos y que es tan acogedor como raro. Una
especie de casa de ejercicios espirituales luterana, que es a su vez colegio
dentro de la misma finca y que sin duda se trata del refugio necesario de
descanso y recuperación en el que vamos a concentrarnos antes de partir hacia
el Kilimanjiattas. Mucho ojo que nos hemos pegado la primera ducha de agua
caliente desde que salimos de España, se ha agradecido mogollón en especial
tras los kilos de polvo que acarreamos del safari.
Aun hubo tiempo de acercarnos al pueblo de
Karatu a hacer algunas compras y ser desplumados por los chavales que se mueven
por ahí, unos businessmen en toda regla. Yo me compré un manto de masai que un
belo sastre convirtió en unos masai shorts, para alborozo de las mujeres de la
zona que asistían incrédulas a la confección de tan peculiar prenda. Zunzu
adquirió una tarjeta sim para podernos conectar al mundo (es acojonante lo
aislados que estamos de todo y cuanto nlp) y en general hicimos bastantes
amistades con todos aquellos con los que charlamos, y no fueron pocos.
Carlitos, Fernando, Gabriel, el motero culé y tantos otros se cruzaron en nuestro
camino y tuvimos ocasión de charlar largo y tendido, en una nueva muestra
totalmente definitiva del buen rollo que mueve a estas sonrientes gentes,
siempre dispuestas a regalarte una sonrisa, saludarte y desearte un buen día.
Verdaderamente impresionante.
Capitulo a parte merece Richard, un chico
de la calle que vende todo tipo de cosas y con quien hemos hecho importantes
negocios. Se nos acercó para colocarnos algún tipo de producto y amablemente le
dijimos que no. Esta gente no son el mítico moro coñazo que no te suelta jamás,
y aunque insisten un poquito, con un par de negativas no te venden más, pero si
se quedan contigo de buen rollo un rato. En nuestro caso Zunzu se quedó con
Richard a la hora de adquirir la sim y esto fue lo que sucedió: el vendedor,
tras decirle a Zunzu que la sim costaba 5000 sh, a la hora de retratarse le
dijo que por putas, varios y parientes eran 30.000 sh, que son unos 18 dólares
y ya es bastante para una tarjeta desechable. Como tampoco es plan ponerse a
discutir en medio de la carretera con un vendedor entre el tráfico y el gentío,
se le pagó lo que pidió y nos fuimos. Al poco apareció Richard, a quien no
habíamos comprado una mierda por cierto y le pidió a Zunzu que volviera donde
el de la telefonía. El tema es que la tarjeta costaba 2.000 sh únicamente y el
vendedor le había dado el palo plc. Richard le afeó la conducta y el hombre,
con la conciencia carcomida estaba dispuesto a devolver el dinero, 28.000 sh
nada menos. Nobleza obliga y Zunzu está hecho de buena pasta, así que aceptando
sus disculpas le permitió quedarse 10.000 sh de los 30.000 iniciales y todos
contentos.
El gran business que nos ha conseguido
Richard ha sido traernos 3 camisetas del equipo nacional de futbol de Tanzania,
con los números 6, 4 y 2 para los niños Guillermo, Dadito e Igna a, mis
muñecos, y una selección de belísimas pulseras para Talavera y Zunzu, todo traído
hasta el hostel además, belamente. Buena suerte amigo.
Uno, que algo ha viajado hasta la fecha y
que sumado a lo que han viajado mis amigos Tala y Zunzu, ya suma una vuelta al
mundo mínimo, puede decir que esta escena no la ha presenciado JAMAS y mucho
menos en España (shameonus). No se que pasa con los tanzanos, si el buen rollo
domina su existencia, la religión, la autoredención o que, pero son muy buena
peña y ni tratan de engañarte (o al menos no lo parece) ni tampoco tienes en
ningún momento sensación de que vayan a robarte o así.
Es un placer estar entre ellos.
La sección “amigos de la ruta” es
prácticamente inabarcable porque en ese sentido este viaje está siendo muy
intenso. La mayoría están relacionados en estas líneas por lo que huelga
repetirlos, pero por si alguno queda en el tintero, que nos perdone. Son muchas
horas, muchos días y mucha gente. Imposible recordar a todos.
En el capitulo de dedicatorias, ya que
nos conectamos tan poco debido a la inexistencia de internet, pasamos de santo
a santo y si el otro día la dedicatoria fue a todos nuestros Ignacios, belos y
caballeros, la de hoy 5 de agosto de 2014, va a todas las Blancas de España y a
la españolísima ciudad de Vitoria que celebra sus fiestas. En mi caso, y muy
especialmente, a las Blancas de mi familia, incluidas las que ya no está, mi
abuela, que era muy bela.
Un mensaje importante para nuestras
madres: Estamos comiendo bien, no es coña. Es más, hoy hemos comido por la cara
gachas de maíz y acelgas con espinacas. Lejos quedan esos hamburgos de (Youth)
Hostel California.
Y nada más amigos, solo pediros
encarecidamente que leáis el post siguiente al que ahora termina, llamado
Karatu, en el que vamos a contar lo que hemos hecho hoy visitando a los más
desfavorecidos de esta tierra.
Hakunamanjiatta y lalasalama a todos!!
ZUNZU&TALA&CHELAS
Pd: El top manjiattas, tras la manjiattacolectiva
del Lake Hotel y la posición de Zunzu en el coche queda de la siguiente manera:
1.- Chelas: 3 manjiattas
Tala, Zunzu y Chelas! No hay mas que decir que sois muy belos!
ResponderEliminarNosotros estuvimos por alli en 2010, y el Ngorongoro es de los sitios mas espectaculares del mundo!
Disfrutad mucho de Africa, que es otra historia!
Os seguimos leyendo!
Un abrazo!
Pat y David
Cojonudo el articulo, como siempr. Mucha suerte!!! Esperamos ansiosos la proxima entrega. Nos acordamos mucho de vosotros. (Lo de decir que tienen un hermano con unos amigos trepando el Kilimanjato es fuente de muchas conversaciones) abz!
ResponderEliminarUna vez mas.... Enormes! Claramente habeis hecho mi tarde de agosto en la oficina mas amena! Y hasta he seguido Los consejos y he mirado la Wikipedia y me ha dado envidia, tiene que ser espectacular... Esperare a ver mas fotos aunque la seleccion que habeis hecho esta bastante bien! ;-) seguid disfrutando mucho equipo! Un beso fuerte. Cris.
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