miércoles, 6 de agosto de 2014

JURASSIC PARK




Jambo poe rafikis!

Nos habíamos despedido camino al aeropuerto de Dar Es Mangiar para coger nuestro vuelo hacía Mwanza, donde pensábamos pasar un par de días; llegamos al aeropuerto y había una cola sirial estilo proporciones bíblicas, y para que engañarnos, se la quería hacer Rita. Tras consultar con una señorita de Precisión Air si estábamos en el lugar correcto, fuimos capaces de crear esa magia tan española que radica en el apropiado desconcierto para saltarse la cola con la excusa de que perdíamos el vuelo, aunque luego nos encontrásemos con el retraso correspondiente.Como había tiempo de sobra, aprovechando el retraso y sin saber que hacer, aplicamos el clásico consejo MacMardiguiano: “cuando no sepas que hacer, cuando te aburras, priva. Pasarán cosas mágicas”. La verdad es que no pasó gran cosa, pero aprovechamos el rato para privarnos unas birras, en concreto una Tusker muy bela y una de nombre indigno que patrocina al P.C. Farselona.Aprovechamos también la espera para establecer contacto con un amable vendedor de priva que nos suministró unas pequeñas botellas para hacer más llevadero el pesado viaje y nos explicó el porque los billetes de dólar anteriores al año 2000 no son aceptados en ningún lugar de Tanzania, ni siquiera en los bancos. Resulta que hace unos años un lissssssto puso en circulación la friolera de 10 billones de dólares de traca en el mercado Tanzano, con la particularidad de que todos eran fechados anteriores al año 2000, de esta forma cuando les enseñas un billete de antes del año 2000 lo miran como si fuera uno del monopoli.

Unos minutos antes de embarcar entablamos conversación con dos monjas, Benedictinas Misioneras de la congregación de Roma, una filipina y otra brasileña. Nada más decirle que éramos españoles la Filipina se puso a cantar, plc el conocido Chotis madrileño “Madrid, Madrid, Madrid”, las despachamos con un cariñoso saludo y la promesa de visitarlas en Roma.

No estaría mal tampoco, en algún momento de esta vida visitar, ese mitiquérrimo archipiélago descubierto por López de Legazpi, que era guipuzcoano.

Aunque la aerolínea no inspiraba la confianza deseable, pronto supimos que el piloto era español, un tal Miguel y ello subió el animo de la tropa. Cualquier miedo quedo en el olvido cuando tras una hora de vuelo pudimos divisar en la lejanía nuestro deseado reto…, sí amigos, allí se erguían entre un mar de nubes los temidos 5.895 m delKilimanjiattas, y junto a él, el no menos imponente Monte Meru (dedicado a Santi: de la mar el meru…), aunque este tendrá que esperar al próximo viaje para ser atacado por estos expedicionarios. Las carreras por el pasillo ylas miradas cargadas de tensión entre cada uno de nosotros, tras nuestro primer contacto con el Kilimanjiattas,dejaron paso a una euforia contenida entre la reflexión y la consciencia de la realidad a la que todavía no nos habíamos enfrentado.

Tras un correcto aterrizaje en la ciudad más grande del Lago Victoria, donde se rodaron varias escenas del conocido y polémico documental “La pesadilla de Darwin” nos esperaba en la recogida de maletas la continuación de la majiatta que sufrió Jaime en el vuelo inicial, estábamos empezando a ser conscientes de cuanto significaba para los tanzanos la expresión “HakunaMatata”, extrapolada en este caso a un más que adecuado “HakunaManjiatta”.Como habréis deducido la maleta no estaba donde dijeron que iba a estar y tuvimos que partir hacia el Lake Hotel con una maleta menos de las que teníamos previsto. Al llegar a este “luxuryhostel” nos encontramos con una nueva manjiatta, la reserva estaba hecha para el día anterior y no tenían habitaciones libres… pero no fue un gran problema ya que elFiti negro (Valentín) nos acompañó hasta el Christmas Tree Hotel para que pudiéramos pasar la noche a resguardo. Valentín, pertenece a la familia dueña del Lake Hotel y se ofreció para conseguirnos habitación y llevarnos a cenar a cambio de darle conversación, invitarle a una belo bollo en una señora panadería mwanzeña y unos chilins de propina. Al llegar al Christmas Tree Hotel nos recibió una chicacon una actitud que se movía entre el colocón de hierba y el de opio. Con ella compartimos un nuevo jugón cultural, quizás el mayor hasta la fecha,  ya que nuestra insistencia en acoplarnos los tres en una habitación triple o una doble al menos para ahorrar en gastos, fue interpretado por esta individua como una intención de practicar la sodomía en su hotel… acto penado con hasta 14 años de cárcel en Tanzania… y aunque finalmente cogimos 3 habitaciones sencillas, a partir de ese momento la señora ni nos miraba a la cara.

Y entonces apareció Lohay, nuestro guía y a la hora de escribir estas líneas buen amigo, para hacernos la vida muuuuucho más sencilla. Dejó un recado en el Lake Hotel y de manera casi milagrosa pudimos hablar con él (para mayor gloria de Movistar)y quedar en la puerta de nuestro nuevo hostelpara sopesar la posibilidad de adelantar un día nuestra partida al Serengueti, otro de los principales puntos de interés del viaje. En una mano estaba disfrutar de las maravillas de Mwanza, no muchas la verdad; en la otra adentrarnos en Jurasic Park y empezar a flipar en colores en el terreno en el que el hombre aun no manda. Más claro agua.Nos fuimos a la sabana.

Pasamos un belo rato en el hostel con Johnny Walker leyendo la LonelyPlanet y haciendo curiosas cábalas de lo que nos esperaría la mañana siguiente en tan mitiquerrimo paraje: cuantos ñus habría, si un búfalo puede con un león y tantos otros retos imposibles sobre los que nada más puede debatir aquel que haya mamado colegio mayor y debatido hasta el infinito sobre que prefieres: despertarte con una cobra en tu cara sacando la lengua o abrir los ojos y encontrarte en una barca al comienzo de Salvar al Soldado Ryan, un minuto muchachos…

A eso de las 9:00 am y tras despedirnos de la amable recepcionista sin recibir respuesta, again, con un café y un donut casero (tu como dices donus?? Pues donus, como va a ser!!) en el cuerpo pusimos proa en compañía ya de Lohay hacia el banco en el que había que ingresar la pasta para acceder al Ngorongoro unos días después. Tras unas 20 y pico llamadas a la paisana de Swissport del aeropuerto de Dar es Manjaar (stock options Movistar YA!!), obtuvimos confirmación oficial de que la mochila perdida ya estaba en Mwanza y tras las gestiones de rigor, recogimos ese tan anhelado y necesario macuto que me permitió, por ejemplo, cambiarme de cillos por primera vez desde que dejé Santander. Y eso amigos, es belo.

Con todos los recados terminados era hora de ir al Serengueti, y así lo hicimos. La salida de Mwanza se hizo un poco larga, ya que hasta que no pasó al menos una hora de conducción no dejamos de ver puestos infinitos de venta de absolutamente todo a los dos lados de la carretera, conocida como la autopista que va a Nairobi, aunque tiene de autopista lo que tenemos nosotros de jugadores de la sección del Barsa de TeTo.

A destacar en este trayecto el belísimojugón cultural de Zunzu, quien ante una serie de carpas continuadas en un campo alado de la carretera, con toda la naturalidad y tranquilidad del mundo preguntó a Lohay si aquello era un campo de refugiados (plpc) cuando se trataba de una simple feria de muestras ambulante…jugón Salinas!!! Salvó los muebles, eso sí, adquiriendo mas tarde una bolsa de trozos de caña de azúcar de unos chiquillos que vendían en las cunetas. Jamás probé nada más dulce en los días de mi vida.

Sobre las 13:00 llegamos a la puerta del Serengueti. Papeleo, pequeñas compras y primeras señales de que aquello no iba en broma. Un belo cartel advirtiendo a los turistas de que no se alejaran lo más mínimo del campamento, a riesgo de ser devorados, nos daba la bienvenida, y no dejaba de suponer cierto mensaje enigmático de lo que nos encontraríamos después.

A partir de este momento recomendamos al lector ponerse los cascos (si, sabemos que en agosto este blog igual es media horilla de tocatta minuta en la oficina) o los altavoces del ordenador y enchufaros la banda sonora de Jurasic Park a todo trapo, pues ahí es donde hemos estado amigos.



Serengueti significa llanura interminable y eso es exactamente lo que es, una espectacular llanura en la que conviven y luchan por sobrevivir algunas de las especies mas acojonantemente acojonantes del planeta tierra. Leones, leopardos, guepardos, monos, babuinos, cocodrilos, antílopes, elefantes, cebras, hipopótamos, gacelas, girafas, avestruces y demás maravillas que es imposible encontrar en otras partes del mundo, y menos a sus anchas en libertad.

Esa es una muestra oficial de los animales que hemos visto. Vayamos ahora con las anécdotas y los animales explicados en pauhili. Belo es el Tomson (Gacela de Thompson) del cual hay miles de millones de millares de billones en el Serenguetulo. Caro de ver, puede parecer el león, aunque si a los mandos está un tipo tan eficiente como Lohay, es posible que hasta puedas ver una belísima escena de acción. Por los pelos nos perdimos un ataque total de una leona a un pumba, aunque pudimos deleitarnos viendo a tan noble animal jalarse al pumba por Detroit, con todo lo que ello conlleva, mientras nos partíamos de risa reescribiendo el final alternativo de El Rey León, cuando Nala y Simba se divorcian, Nala se queda con la roca y se jala a Pumba. (Lo de Nala es plc, no nos acordamos, si alguien quiere corregirnos, feel free). Eso es el Serengueti, el entorno salvaje en el que al poco comes con las manos y te deleitas viendo el ciclo de la vida en su más grafica expresión.

Debemos decir que el desempeño de Lohay como guía y conductor ha sido absolutamente brutal. Cualquier adjetivo quedaría corto para alabar su profesionalidad. Era decirle: Lohay, vamos a por el crocodolo! Y zas, media hora después el cocodrilo delante sonriendo; Lohay, hay que ver al león!! Pum, 7 leones pa ti. Ante tanta efectividad tuvimos que subir los decibelios y plantear retos más complicados. La caza del leopardo nos ocupó prácticamente un día entero, pero estaba claro que Lohay no nos iba a dejar con la miel en los labios y casi a última hora y entre rocas, malamente pudimos ver un ejemplar de este bicho tan difícil de ver. No obstante, vimos cuatro belísimos guepardos, y hubo consenso generalizado de que cuatro guepardos y un trozo leopardo, convalidanleopardulo entero.

Lohay es un absoluto jefe y nos ha dejado hacer de todo (dentro de un orden) pero sin decir una sola palabra, aguantando estoicamente las chapas que le hemos dado preguntándole paridas infinitas tal como: Has comido tomson?? Has comido búfalo?? Tu crees que esta belo el baboon?? Me la juego a que el pumba esta exquisitorio; podemos tocar la bocina a saco hasta que se mueva el leopardo?? Puedes atropellarte un ñu?? etcetc etc. Nos hemos podido subir al techo de su belísimoRangeRover, hemos ido de pie constantemente, hemos pegado alguna voz que otra y la guinda ha sido cuando nos ha dejado a los tres conducir el coche por el Serengueti, con un par!! Pistas imposibles y animales del más diverso pelaje han sido testigos de cómo Zunzu, Tala y un servidor hemos llevado los mandos de la nave con bastante maña, disfrutando como enanos pilotando un coche tan guapo, de volante inglés por este paraje tan espectacular.

Estas dos noches en el Serengueti las hemos pasado en un campamento al aire libre, rodeado de otro de los animales que más jajas nos ha proporcionado: el baboon (babuino en español). El clásico mono listillo con el culo pelado literalmente de manejarse en un territorio donde es, también literalmente, el ultimo mono. Alrededor del camp los baboons merodean tratando de saltarse el control de los locales, quienes les mantienen a raya tirándoles piedrasy solo cuando hay un despiste o por la noche, pueden entrar a robar algo de papa (LA PAPA ME ATRAPA) que llevarse a la boca. Al principio raya, luego te acostumbras pero te vuelves a rayar cuando te enteras que no solo son baboons lo que merodea por el camp por la noche….

Fue Germain, un chico tanzano que curra de segurata en los camps quien nos contó lo que se cuece por ahí. Por cierto, no tengo foto, pero os aseguro a quienes le conocéis que era idéntico a Chups, “Golden Boy”, Moreno

Se nos acercó mientras nos hacíamos los machotes alejándonos la friolera de 20 metros de la última tienda del camp hacia la sabana y nos propuso lo que vino a calificar como “walkinggame” (o WalkingDead, según lo que acontezca) al cual accedimos sin dudarlo………una vez nos aseguró que el vendría con nosotros. Germain se desenvuelve en chancletas vigilando que las hienas (jaienas para los amigos), los leopardos y hasta puros leones no se acerquen a la gente que duerme plácidamente en los camps, lo cual personalmente me parece un absoluto desfase. Desfase que asciende a movida total cuando encima caes en la cuenta de que lo hace de noche.

El paseo que realizamos, por una senda de elefantes con sus arboles reventados por los colmillos y la hierba machadada por tres toneladas de mamifero, transcurrió sin incidentes que destacar hasta que en la vereda de un rio seco nos dijo que era mejor no continuar por esa senda, señalando a un árbol verde y tocho en concreto a unos 30-40 metros en el que según nos dijo había un nido de mambas negras (Gabrok, solicitamos confirmación de este dato). Cuajarse los orines, pelotes garbancito, pajarita testicular, muchos son los adjetivos que describen lo que sentí en ese momento, y aunque intenté mantener la compostura, Germain me vio el plumero cuando le pedí que repitiera lo que acababa de decir: MAMBA WHAT????? No estaba claro si nos había vacilado o no, así que tuvimos que recurrir a la enciclopedia de Lohay para constatar que en estas tierras habita ese peligrosisisisimo ofidio y que por lo tanto, perfectamente podía estar en el lugar indicado.

En cualquier caso y parafraseando a Al Pacino en Esencia de Mujer: Mamba negra, si me escuchas: QUE TE DEN POR CULO!!



Poco más podemos decir del Serengueti, aunque realmente hay muchísimo que contar, pero animamos al lector, en lugar de narrar y describir pormenorizadamente lo que vimos, a que haga la mochila y se plante aquí para escribir su propia historia. No hace faltar ser un amante de los animales (yo no lo soy) para disfrutar como un niño pequeño de un paisaje cautivador y una naturaleza exuberante. Es un lugar sin igual y merece la pena ser visto. Punto.

Por concluir y en el capitulo de mitiqueces varias, decir que montamos una señora fogata la segunda noche (con leña tomada prestada de la zona donde habitaban los italianos) y que la compartimos con un tipo cuyo nombre hemos olvidado con un serio problema de picores genitales y dos chicas de Dinamarca e Irlanda que estaban tomándose un break en su voluntariado para hacer el safari. También nos tomamos unas cervecillas y hasta una copilla con los refrescos que adquirimos de Sam y su ZebraRefreshment, un camión priva que recorre los campamentos por la noche ofreciendo sus ambrosías a los más rockeros del reino animal.

Asimismo hemos progresado bastante con el suahili y hemos aprendido a dar la mano como los locales de varias maneras, a cada cual más bela, aunque a esto le podemos dedicar unas letras más adelante.

El tercer día amaneció cargado de tareas. La principal y más urgente era desmontar el campamento por completo, empacarlo en el RangeRover y salir cagando melodías hacia el Ngorongoro, el segundo los platos fuertes de nuestro paso por la salvaje África. Con gran alborozo asistimos Talavera y yo a ver como el amigo Zunzu estrenaba el casillero de manjiattas, ya que, al quedarse un poco retrasado en el baño con el coche ya cargado, no se cató de que Martin (eres un cobarde Mc Fly???), nuestro cocinero, tenía que venir con nosotros todo el día en el coche hasta Karatu y tan cargados como íbamos, ocupados los dos sitios de atrás y descartando a Lohay como conductor, solo quedaba compartir el puesto de copiloto. Manjing, manjing:



Suerte que Martín es menudito, que sino la manjiatta habría sido de libro pues en este punto llevábamos casi 4 días sin catar el asfalto y si ya es incomodo de por si, calcula como sardinas en lata.

Los parques están prácticamente juntos, con un pequeño territorio entre medias que no es parque nacional en el que habitan los masai, con sus rebaños. Por si no tenemos ocasión de hablar de ellos en el futuro, y aunque realmente tampoco les hemos tratado para nada de momento, por Lohay sabemos que son bastante jefes: pastorean, jamás cazan, viven en bastante armonía con la naturaleza y tienen algunos hasta 20 pivas por barba. Ojo.

El Nngorongoro es otro parque nacional de importante tamaño (la mitad que el Serengueti aproximadamente) cuyo punto central y que recibe la mayor parte de los visitantes es el BRUTAL cráter central de 19 km de diámetro conocido como NgorongoroCrater. Hablo por los tres si digo que nos quedamos absolutamente boquiabiertos cuando tras una curva de izquierdas y una vez remontado una de las montañas de unos 600 metros de altitud que lo flanquean, admiramos por primera vez este paraje tan increíble, raro, bonito y totalmente único como es el cráter.

Es difícil explicarlo con palabras, os animamos a que le deis a la Wikipedia (sobre todo tu, querido lector en la oficina, agosto se hace largo) pero por hacer una breve descripción, se trata de un cráter gigante, con una llanura enorme en medio. La llanura tiene desde un lago salado hasta varios laguitos de agua dulce permanente y pequeños bosques donde habitan todos los animales de esta zona del mundo, pero en espacio reducido. Si te plantas en medio de la llanura y giras sobre tu eje 360º, no veras más que una cadena montañosa circular de la misma altura, con una frondosa selva colgante que son las laderas del antiguo volcán gigante y que hoy sirven de “jaula” a todos estos animales que viven en el Ngorongoro, como si del Arca de Noé de la naturaleza se tratara, puesto que los animales no puede salir del cráter y viven permanentemente en él. Hay algunas excepciones, como por la cara los elefantes, que son capaces de escalar las empinadas laderas y a menudo salen y entran del cráter, pero la norma general es que los animales permanecen ahí.

Hay que decir que hace bastante pelete en el Ngorongoro, es más, por hacer el capullo e ir constantemente descapotados (no descapotados propiamente dicho sino levantando el techo como un metro más sobre su altura normal) es posible que hasta nos hayamos puesto un poco malos, aunque nada que el clamoxil no pueda curar. A pesar del frio y las adversidades el objetivo estaba claro: ver al rinoceronte negro y completar los cinco grandes de África tras llevar en el zurrón de los avistamientos al león, el búfalo, el leopardo y el elefante.

Lamentaplamente no lo vimos, y no porque no lo intentáramos ya que dimos más vueltas que un hp el día del padre, sino porque hoy en día solo quedan 31 blackrinhos en el Ngorongoro o lo que es lo mismo, en todo Tanzania y en todo el mundo, me la marco. No se para que puede servir este animal sinceramente a parte de para satisfacer el ego de algún cazador con mucha pasta, pero personalmente y sin ser un amante de los animales para nada, me toca bastante las narices que de un animal tan belísimo y peculiar, solo queden 31 ejemplares en el mundo porque los demás han sido exterminados a balazos.

Comimos belamente la caja de comida que Martin nos había preparado, eso si, metidos dentro del coche porque los milanos que sobrevuelan esa zona se marcan vuelos en picado a por la comida de los turistas. Habríamos pagado oro puro por ver semejante ataque, aunque no se dio. Una pena.

Con nuestro gozo en un pozo por no haber podido ver al rinho, enfilamos la cuesta hacia Karatu no sin antes parar en un mirador guapísimo a admirar el NgorongoroCrater por última vez……….esta vez, ya que a buen seguro volveremos a por nuestra presa fotográfica.

Hacia las 17:00 llegamos a Karatu, al LutheranHostel desde donde escribimos y que es tan acogedor como raro. Una especie de casa de ejercicios espirituales luterana, que es a su vez colegio dentro de la misma finca y que sin duda se trata del refugio necesario de descanso y recuperación en el que vamos a concentrarnos antes de partir hacia el Kilimanjiattas. Mucho ojo que nos hemos pegado la primera ducha de agua caliente desde que salimos de España, se ha agradecido mogollón en especial tras los kilos de polvo que acarreamos del safari.

Aun hubo tiempo de acercarnos al pueblo de Karatu a hacer algunas compras y ser desplumados por los chavales que se mueven por ahí, unos businessmen en toda regla. Yo me compré un manto de masai que un belo sastre convirtió en unos masai shorts, para alborozo de las mujeres de la zona que asistían incrédulas a la confección de tan peculiar prenda. Zunzu adquirió una tarjeta sim para podernos conectar al mundo (es acojonante lo aislados que estamos de todo y cuanto nlp) y en general hicimos bastantes amistades con todos aquellos con los que charlamos, y no fueron pocos. Carlitos, Fernando, Gabriel, el motero culé y tantos otros se cruzaron en nuestro camino y tuvimos ocasión de charlar largo y tendido, en una nueva muestra totalmente definitiva del buen rollo que mueve a estas sonrientes gentes, siempre dispuestas a regalarte una sonrisa, saludarte y desearte un buen día. Verdaderamente impresionante.

Capitulo a parte merece Richard, un chico de la calle que vende todo tipo de cosas y con quien hemos hecho importantes negocios. Se nos acercó para colocarnos algún tipo de producto y amablemente le dijimos que no. Esta gente no son el mítico moro coñazo que no te suelta jamás, y aunque insisten un poquito, con un par de negativas no te venden más, pero si se quedan contigo de buen rollo un rato. En nuestro caso Zunzu se quedó con Richard a la hora de adquirir la sim y esto fue lo que sucedió: el vendedor, tras decirle a Zunzu que la sim costaba 5000 sh, a la hora de retratarse le dijo que por putas, varios y parientes eran 30.000 sh, que son unos 18 dólares y ya es bastante para una tarjeta desechable. Como tampoco es plan ponerse a discutir en medio de la carretera con un vendedor entre el tráfico y el gentío, se le pagó lo que pidió y nos fuimos. Al poco apareció Richard, a quien no habíamos comprado una mierda por cierto y le pidió a Zunzu que volviera donde el de la telefonía. El tema es que la tarjeta costaba 2.000 sh únicamente y el vendedor le había dado el palo plc. Richard le afeó la conducta y el hombre, con la conciencia carcomida estaba dispuesto a devolver el dinero, 28.000 sh nada menos. Nobleza obliga y Zunzu está hecho de buena pasta, así que aceptando sus disculpas le permitió quedarse 10.000 sh de los 30.000 iniciales y todos contentos.

El gran business que nos ha conseguido Richard ha sido traernos 3 camisetas del equipo nacional de futbol de Tanzania, con los números 6, 4 y 2 para los niños Guillermo, Dadito e Igna a, mis muñecos, y una selección de belísimas pulseras para Talavera y Zunzu, todo traído hasta el hostel además, belamente. Buena suerte amigo.

Uno, que algo ha viajado hasta la fecha y que sumado a lo que han viajado mis amigos Tala y Zunzu, ya suma una vuelta al mundo mínimo, puede decir que esta escena no la ha presenciado JAMAS y mucho menos en España (shameonus). No se que pasa con los tanzanos, si el buen rollo domina su existencia, la religión, la autoredención o que, pero son muy buena peña y ni tratan de engañarte (o al menos no lo parece) ni tampoco tienes en ningún momento sensación de que vayan a robarte o así.

Es un placer estar entre ellos.

La sección “amigos de la ruta” es prácticamente inabarcable porque en ese sentido este viaje está siendo muy intenso. La mayoría están relacionados en estas líneas por lo que huelga repetirlos, pero por si alguno queda en el tintero, que nos perdone. Son muchas horas, muchos días y mucha gente. Imposible recordar a todos.

En el capitulo de dedicatorias, ya que nos conectamos tan poco debido a la inexistencia de internet, pasamos de santo a santo y si el otro día la dedicatoria fue a todos nuestros Ignacios, belos y caballeros, la de hoy 5 de agosto de 2014, va a todas las Blancas de España y a la españolísima ciudad de Vitoria que celebra sus fiestas. En mi caso, y muy especialmente, a las Blancas de mi familia, incluidas las que ya no está, mi abuela, que era muy bela.




Un mensaje importante para nuestras madres: Estamos comiendo bien, no es coña. Es más, hoy hemos comido por la cara gachas de maíz y acelgas con espinacas. Lejos quedan esos hamburgos de (Youth) Hostel California.

Y nada más amigos, solo pediros encarecidamente que leáis el post siguiente al que ahora termina, llamado Karatu, en el que vamos a contar lo que hemos hecho hoy visitando a los más desfavorecidos de esta tierra.

Hakunamanjiatta y lalasalama a todos!!

ZUNZU&TALA&CHELAS

Pd: El top manjiattas, tras la manjiattacolectiva del Lake Hotel y la posición de Zunzu en el coche queda de la siguiente manera:
1.- Chelas: 3 manjiattas
2.- Tala: 2 manjiattas
3.- Zunzu: 2 manjiattas


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3 comentarios:

  1. Tala, Zunzu y Chelas! No hay mas que decir que sois muy belos!
    Nosotros estuvimos por alli en 2010, y el Ngorongoro es de los sitios mas espectaculares del mundo!
    Disfrutad mucho de Africa, que es otra historia!
    Os seguimos leyendo!
    Un abrazo!
    Pat y David

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  2. Cojonudo el articulo, como siempr. Mucha suerte!!! Esperamos ansiosos la proxima entrega. Nos acordamos mucho de vosotros. (Lo de decir que tienen un hermano con unos amigos trepando el Kilimanjato es fuente de muchas conversaciones) abz!

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  3. Una vez mas.... Enormes! Claramente habeis hecho mi tarde de agosto en la oficina mas amena! Y hasta he seguido Los consejos y he mirado la Wikipedia y me ha dado envidia, tiene que ser espectacular... Esperare a ver mas fotos aunque la seleccion que habeis hecho esta bastante bien! ;-) seguid disfrutando mucho equipo! Un beso fuerte. Cris.

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